Se acabó. Costará dinero público, ciertamente, pero no puede ser que espacios públicos como paredes y muros de pueblos y ciudades sean victimas del vandalismo que supone la acción de grafiteros que, con la excusa de que su afición es “arte urbano”, inunden esos espacios de mensajes insultantes, xenófobos, homófobos, machistas u obscenos.

                El concejal de Servicios y Mantenimiento del Ayuntamiento de El Campello, Rafa Galvañ, no está dispuesto a que esta práctica, que se ha convertido en un problema para las arcas públicas por el coste que supone eliminar las pintadas (que se repite en todos los pueblos y ciudades de España), campe por sus fueros en el municipio.

                “Vamos a limpiar y eliminar las pintadas de todas las paredes y muros, que no son pocas, y las primeras en desaparecer de la escena pública serán aquellas que contengan mensajes obscenos, ofensivos, insultantes, xenófobos, homófobos o machistas, y después continuaremos con los que simplemente consideramos ‘pintadas’ que afean la escena urbana.

                No se trata de eliminar aquellas creaciones de los que realmente se pueden considerar artistas urbanos. “Tenemos graffitis que se mantendrán porque realmente son arte o transmiten mensajes positivos, sobre todo para la juventud, pero los insultos y comportamientos similares no se pueden permitir”

El graffiti o grafiti se considera a todos los efectos un medio de comunicación y expresión elocuente, al que da forma un autor que de forma anónima y fugaz expresa sus ideas y sentimientos, creándose momentos de afectación en la convivencia.

“Es el lenguaje mediante el cual las personas jóvenes buscan expresar su inconformismo y realidades políticas, sociales e ideologías, pero de ahí a insultar o expresar pensamientos o ideas de odio va un abismo”, enfatiza en edil.

El operativo se ha puesto en marcha, y ya se han eliminado las pintadas que afeaban el paso subterráneo de la calle San Ramón, que ya luce de blanco inmaculado después de eliminar las pitadas. “Esperamos que dure”, reseña Rafa Galvañ.