Inhumación de Rafael Altamira y Pilar Redondo en la más estricta intimidad
Tras la ceremonia pública celebrada en la explanada de acceso del Cementerio Municipal de El Campello, los familiares de Rafael Altamira y Pilar Redondo y las primeras autoridades asistentes al acto, incluido Felipe VI, han accedido al interior del camposanto, donde se ha procedido a inhumar ambos cuerpos en el monumento funerario construido por el Ayuntamiento, sito en la primera calle del camposanto, bajo un ciprés de gran porte.
El primer lugar, Su Majestad ha accedido a la capilla del cementerio, donde ha saludado a los integrantes de la familia Altamira, comenzando por la nieta, Mariluz Altamira, acompañada de cerca de una veintena de bisnietos, tataranietos y otros descendientes del jurista de prestigio internacional.
Después, la comitiva se ha desplazado hasta el monumento para proceder a la inhumación del matrimonio, que ha acabado con el cierre de la sepultura con una losa de mármol y la colocación de dos coronas de laurel, a la que se ha sumado un ramo de flores depositado por la familia.
Durante la inhumación, que ha resultado emotiva, un chelo ha hecho sonar la pieza musical “Preludio de la suite para violonchelo nº2 en re menor”, de Johann Sebastian Bach.